martes, 27 de octubre de 2015

Dinámica de las aguas de superficie en la región central de Santa Cruz

El diagnóstico del recurso hídrico y su permanente monitoreo son esenciales para la planificación y su gestión integrada, roles indelegables del Estado. El asesoramiento técnico sobre las mejores alternativas de su aprovechamiento posible para la producción agropecuaria, uno de los objetivos y roles del INTA en la región, también requiere de este conocimiento como insumo fundamental para contribuir al desarrollo regional en el marco de la sostenibilidad y la sustentabilidad.
Los estudios sobre los recursos hídricos a escala regional resultan de vital importancia para una apropiada planificación territorial, dada la preocupación y debates públicos a escala mundial y en nuestro propio país, por los crecientes problemas ambientales, sociales y económicos, que se manifiestan en el desabastecimiento hídrico en amplias zonas, la sequías, el cambio de patrones de precipitación, la desaparición y retroceso de glaciares, la creciente competencia y conflictividad por el agua, la sobreexplotación y subutilización de los recursos hídricos, y la remoción de hábitats relevantes vinculados al agua.
 
Tanto para asegurar una apropiada administración del uso y conservación de un recurso natural estratégico como el agua por parte de una autoridad responsable, como así también para argumentar el mejor asesoramiento técnico posible en su aprovechamiento (como resulta ser uno de los roles principales del INTA), un buen conocimiento resulta una pieza fundamental. Este sencillo concepto implica la necesidad de invertir fuertemente en la generación de conocimiento sobre el agua, a fin de asegurar la diversificación y multiplicación de los potenciales usos en un marco de sustentabilidad, equidad en el acceso y sostenibilidad productiva, como también así la mejor conservación de los recursos naturales y ambientes asociados.
En la zona central de Santa Cruz la región hidrográfica de los ríos Chico y Chalía consiste en una de las regiones más importantes en términos de la producción anual de agua y la demanda que se hace de ella para la producción agropecuaria a diversas escalas. Junto con el río Gallegos, el río Chico representa el segundo de mayor caudal anual luego del río Santa Cruz, con una media de entre 26 y 30 m3/s. Sus mayores tributarios son los ríos Roble, Belgrano, Lista y Capitán si bien entre éstos los comportamientos estacionales hacen que no siempre los mismos sean los que aportan más o menos agua.
Los ríos Roble y Belgrano nacen en zonas altas de cordillera dentro o en la vecindad del Parque Nacional Perito Moreno con su principal alimentación a partir del deshielo de glaciares y otros hielos permanentes y estacionales. Esto permite suponer una producción de aguas dependiente de las precipitaciones pero más aún del régimen de temperaturas siendo los meses más cálidos del año en que ocurren las mayores descargas, representando entre un 30 y 50% estimativamente del total de aguas conducidas por el rio Chico, dependiendo del momento del año.
Los ríos Lista, Capitán y Chico tienen orígenes diversos. Mientras el primero mencionado tiene una alimentación y régimen anual similar al Roble, los restantes son más dependientes de la precipitación y la fusión de nieves estacionales, haciendo que su máxima producción de aguas ocurra en la primavera y manteniéndose en general bajos durante la estación seca. El río Lista resulta uno de los más caudalosos de la región durante los deshielos de primavera si bien esto dura solo unas pocas semanas en cada año.
Los recursos hídricos en la región prácticamente no han sido estudiados en el poco más de un siglo de ocupación y aprovechamiento económico intensivo de sus tierras. Tan solo en el caso del río Chalía se dispone de un monitoreo continuo aunque reciente de la producción de aguas en superficie, desde el año 2010 a la fecha. Se trata de uno de los ríos que aporta un escaso caudal al río Chico, entre 0,1 y hasta 10 m3/s, dependiendo del momento del año, sin embargo consiste en el único río de la región sobre el cual se dispone de información continua que permite evidenciar (en forma preliminar por el momento) como el cambio general del clima que se está experimentando en los últimos años podría estar afectando a la producción de agua de nuestros ríos, como así también a la recarga de acuíferos. El escenario muestra una caída sutil aunque constante cada año en los caudales estacionales y anuales del Chalía que si bien siendo pocos datos aún como para hipotetizar cuál será el escenario futuro de los recursos hídricos de la región, nos advierten la necesidad de profundizar estudios sobre éste a fin de poder planificar de la mejor forma posible tanto la administración como las recomendaciones técnicas sobre su aprovechamiento.
Así los trabajos de INTA en años recientes, persiguen el doble objetivo de generar una base de conocimiento que contribuya a la planificación y gestión de sus aguas de superficie por parte de la autoridad provincial, a la vez que desarrollar información que permita sustentar buenas prácticas técnicas al momento de realizar asistencias técnicas propias en la región.
 

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