martes, 1 de agosto de 2017

Hacia una comprensión de la calidad de aguas para irrigación en el sur de Santa Cruz

El conocimiento sobre la calidad de un agua resulta una herramienta fundamental para determinar su potencial de utilización, así como el establecimiento de eventuales restricciones. En el caso particular del riego con fines productivos, la calidad no solo condiciona el crecimiento, desarrollo y producción de pastizales y cultivos de interés sino también impacta en las condiciones físicas de los suelos y por consecuencia, en su conservación y productividad.



El diagnóstico y permanente monitoreo del recurso hídrico son esenciales para la comprensión de su dinámica natural, como también para la planificación de su utilización y protección. Conocer el recurso es un rol indiscutible e indelegable de un Estado para apoyar las mejores decisiones de gestión, orientados a asegurar un acceso y uso equilibrados entre los diferentes sectores demandantes de la Sociedad y de tal forma se lo establece en las normas vigentes. Sin embargo el monitoreo del agua, especialmente de aspectos de su calidad, también es una responsabilidad de los usuarios ya que representa un insumo fundamental en la toma de decisiones sobre la mejor forma de utilizarla, en especial para contribuir con la sostenibilidad y la sustentabilidad de las actividades económicas. Esto es de fundamental significación en el sector agropecuario.

La calidad del agua en el sector agroproductivo de Patagonia siempre ha sido (y continúa siéndolo) una preocupación marginal debido, por una parte, a una abundante oferta del recurso natural en amplias porciones del territorios y por otra, al generalizado desconocimiento sobre los efectos negativos potenciales originados en un inapropiado manejo del agua en suelos cuyo origen ya condiciona algunos riesgos naturales como la salinidad y la sodicidad. Temas como el cambio climático global y algunas evidencias que comienzan a acumularse sobre sus impactos crecientes en amplias regiones, entre las que Patagonia no es ajena, podrían significar una necesidad de cambio de estas visiones tradicionales acerca de un recurso como el agua que no es infinito a la vez que es muy fácilmente impactable en forma negativa.
La calidad de un agua es un concepto muy amplio y complejo que sin embargo en el caso del interés para el riego de pastizales y cultivos extensivos, puede simplificarse a unas pocas variables entre las cuales la cantidad y tipo de sales presentes suele ser lo más importante. Esta generalización debe manejarse con cautela, debido a que distintos cultivos pueden requerir distintas calidades de agua de riego y, en consecuencia, las variables de análisis podrían ser muchas más.

La Región Hidrográfica, o Cuenca, binacional del río Gallegos, al sur de la provincia de Santa Cruz, representa una de las zonas de mayor desarrollo de la actividad agropecuaria en Patagonia Austral, basada principalmente en la ganadería ovina extensiva sobre pastizales naturales. En el sector argentino de esta región no se reconoce en la actualidad una presión significativa por parte de los productores rurales sobre el agua de superficie para destinarse a irrigación, en comparación a lo que sucede otras zonas de la provincia. Sin embargo es posible que esta visión se encuentre en proceso de cambio al registrarse ya varios años consecutivos de cambios notables en las tendencias estacionales y anuales de la precipitación, aspecto que comienza a condicionar eventos de sequía recurrentes como el experimentado en 2016 en buena parte del territorio provincial.
La región posee una importante producción anual de caudales de superficie, entorno a unos 1.200 Hm3, volumen que ubica al río Gallegos como el tercer productor de agua de la provincia luego del río Santa Cruz (22.498 Hm3 por año) y del río La Leona (8.007 Hm3 por año). Esta oferta significa un interesante potencial para el desarrollo agropecuario a partir del riego, tomando en cuenta que no existen por el momento otras demandas de uso conocidas en la región más allá del abastecimiento poblacional, en las localidades de influencia (Río Gallegos, Río Turbio, Julia Dufour y 28 de Noviembre, en el sector argentino).
La totalidad de los cursos y tributarios más importantes que componen la región del río Gallegos (Rubens, Penitente, El Zurdo y Gallegos Chico) presentan, a lo largo de todo el año, aguas de muy buena aptitud para su utilización en riego, con valores de pH entorno a la neutralidad o ligera alcalinidad. Pero muy especialmente se presentan una conductividad eléctrica, sólidos totales disueltos y una presencia de Sodio notablemente bajos permitiendo calificarlas como de escasa peligrosidad en términos de salinidad y sodicidad. Este conocimiento hasta el momento permite confirmar un buen potencial en estas aguas para su aprovechamiento en riego. Rubens y Penitente representan la mayor producción anual y estacional de aguas de la cuenca, con poco más de un 80% del caudal promedio estacional y anual del río Gallegos. Así, también le transfieren a éste muchas de sus características con valores bajos de presencia de sólidos disueltos y sales y con una relativamente buena estabilidad en su comportamiento a lo largo del año. En su recorrido hacia la desembocadura, el río Gallegos recibe el aporte de tributarios progresivamente más alcalinos como así también con una ligera mayor presencia de sales pero que no logran modificar la calificación de buena aptitud para la irrigación.

El análisis de datos de calidad disponibles a la fecha permite una buena caracterización preliminar de aguas de superficie a escala de cuenca, con una importante potencialidad para su aprovechamiento. Persiste sin embargo la necesidad de desarrollar más y mejor conocimiento sobre su dinámica a lo largo del tiempo al igual que profundizar el análisis de otros aspectos de calidad asociados a otros usos como la bebida animal. Éste es el eje central de una diversidad de líneas de trabajo en años recientes en la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA, tendientes a contribuir con el mejor conocimiento posible del recurso para contribuir al desarrollo regional del sector agropecuario.

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