jueves, 12 de octubre de 2017

Importancia del Inventario Nacional de Glaciares para el conocimiento y gestión de los recursos hídricos en la Patagonia Austral

En el mes de setiembre pasado el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA – CONICET) difundió los más recientes resultados del inventario de glaciares en la provincia de Santa Cruz que, con la excepción de la cuenca del río homónimo, se encuentra por completo terminado y publicado. Así, disponemos del estado del conocimiento más actualizado de esta importante reserva de agua dulce en la región, herramienta fundamental para su comprensión y definición de políticas de protección y aprovechamiento.



Argentina es uno de los pocos países que cuenta con extensas superficies de glaciares en su territorio. Segunda en el continente sudamericano en términos de extensión después de Chile, Argentina acumula una superficie estimada de poco más del 20% de los 25.500 km2 documentados a la fecha.Entre otros muchos atributos, los glaciares y otros ambientes asociados constituyen piezas fundamentales para el sistema hidrológico y son mundialmente reconocidos como reservas estratégicas de agua dulce para las zonas bajas de todas las cuencas en que se los encuentra. Constituyen una fuente permanente de agua para ríos que se alimentan de éstos, aún en años con escasos registros de precipitación, aspecto de gran valor para no solo las poblaciones sino para actividades socioeconómicas altamente dependientes del recurso como las agropecuarias. Si se consideran los numerosos servicios ambientales que brindan, asociado a un alto grado de riesgo y de vulnerabilidad, sea de origen antrópico o natural, este recurso debe ser estudiado, monitoreado permanentemente a fin de asegurar una buena protección y gestión.Tras una historia de algunos años, en octubre de 2010 se sancionó la Ley Nacional de  Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y el Ambiente Periglacial que, entre diversas definiciones, estableció la necesidad de contar con un Inventario Nacional de Glaciares, de actualización periódica, de modo de contar con información detallada sobre el número, área y distribución espacial de los cuerpos de hielo para aportar una estimación de las reservas hídricas existentes en las diferentes cuencas hidrográficas, así como también con información básica para conocer la capacidad reguladora de estos cuerpos sobre los caudales de los ríos. Desde entonces se le reconoció institucionalmente al recurso un carácter estratégico para el consumo humano, el sector agropecuario y el mantenimiento de la biodiversidad natural, entre otros aspectos.En 2011 comenzaron los trabajos de diseño del inventario y entrenamiento de técnicos y profesionales para su ejecución en Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA – CONICET), en ocasiones en sociedad con organismos e instituciones provinciales como el SIT Santa Cruz, dependiente de la ex–Subsecretaria de Planeamiento de la provincia entre los años 2011 y 2013, para trabajos regionales.De las 13 Grandes Regiones Hidrográficas (o cuencas) que cubren el territorio de Santa Cruz y otros territorios vecinos con recursos hídricos compartidos como la provincia de Chubut al norte, la Región de Magallanes en la República de Chile al sur, y la Región de Ibáñez del Campo también en Chile al Oeste, 8 de ellas tienen una proporción de cordillera y de éstas, en particular 6 tienen alguna cobertura de glaciares. Estimativamente, la superficie total de glaciares ocupa en la provincia 3.461 km2, equivalente al 1,42% de su territorio. Esta cifra aún no es la definitiva dado que pesa sobre la información de la Región Hidrográfica del Río Santa Cruz una restricción de la Cancillería Argentina a la difusión pública de resultados del inventario, hasta tanto no se resuelva el conflicto de límites pendientes con la República de Chile sobre el Campo de Hielo Patagónico Sur.El total de cuerpos glaciarios informados a la fecha, según se desprende de los informes disponibles en la página oficial del Inventario Nacional de Glaciares (www.glaciaresargentinos.gob.ar) asciende a 2.417 representando poco menos del 20% del total del país si bien en términos de superficie la proporción existente en Santa Cruz significa poco más del 60% de la cobertura del país. Estos números contrastan notablemente con la idea generalizada de que nuestros glaciares son pocos. ¿Quién podría nombrar y ubicar más que un puñado? Tal vez la respuesta a esto radique en que resultan más notables y recordables los grandes representantes de que disponemos en la provincia, entre los más grandes del continente, como el Glaciar Upsala con 1.212 km2 o el Viedma con 1.087 km2, en cada caso equivalente a unas 11 veces el tamaño de la ciudad de Río Gallegos!Con la sola excepción de la Región Hidrográfica del río Coyle, ubicada enteramente en territorio argentino, las restantes 5 regiones que poseen coberturas glaciarias son binacionales (si bien es importante considerar que la región del río Santa Cruz tiene aún pendiente la definición de su límite internacional), y de éstas solo 2 son de vertiente atlántica. La producción total anual de aguas solo en estas últimas, alimentada y regulada casi completamente gracias a la presencia de glaciares en sus cabeceras asciende a unos 24.556 Hm3, el equivalente a la provisión posible de agua durante un año a una población de 269 millones de personas o bien al riego de una superficie estimada de 1,5 millones de hectáreas de cultivo (en las condiciones ambientales propias del sur de la provincia). Importantes valores de referencia, ¿no?Junto con una diversidad de datos que actualmente se compilan en el Banco de Datos Hidrometeorológicos de la provincia, la información generada en el Inventario Nacional de Glaciares supone una contribución fundamental y un salto cualitativo en el conocimiento del recurso hídrico para Santa Cruz, de especial valor para la planificación de su gestión y protección, particularmente en el contexto de cambio climático que comienza a hacerse evidente en años recientes y que impacta decididamente en éste.

martes, 1 de agosto de 2017

Calentamiento global y un caso de piratería fluvial en el extremo sur de Santa Cruz

El cambio climático global viene siendo documentado en múltiples formas en años recientes, particularmente en relación con su impacto en glaciares de todo el mundo cuya dinámica generalizada (salvo raras excepciones) es de adelgazamiento y retroceso. En 2016 se documentó por primera vez un caso de "piratería fluvial", provocado por el retroceso reciente del glaciar Kaskawulsh que alteró la dinámica de aporte de aguas de superficie originalmente hacia dos sistemas fluviales (hacia los ríos Kluane y Yukon en el norte y hacia el río Alsek en el sur), hacia solamente uno de éstos (Nota en TheGuardian).

Durante la década de 2000, el retroceso de un par de glaciares que alimentaban a las nacientes del río Paine, perteneciente a la Región Hidrográfica (RH) binacional del sistema Serrano - Vizcachas (Hoya Hidrográfica del río Serrano) así como a la laguna Frías, integrante de la Región Hidrográfica del río Santa Cruz a través del Brazo Sur del Lago Argentino, determinó la creación de un canal de desagüe exclusivo hacia el Pacífico a través de la primer RH mencionada, cesando la alimentación de la segunda RH. La situación determinó un cambio en la traza de las cuencas vertientes respectivas.




Éste representaría un primer caso de piratería fluvial registrado en la provincia, por el momento no cuantificado en término de los caudales involucrados en el cambio de vertiente. En la imagen yuxtapuesta siguiente se pueden ver comparativamente las extensiones glaciarias en 1984 y 2017 (la carga de la vista puede tardar unos momentos).

Hacia una comprensión de la calidad de aguas para irrigación en el sur de Santa Cruz

El conocimiento sobre la calidad de un agua resulta una herramienta fundamental para determinar su potencial de utilización, así como el establecimiento de eventuales restricciones. En el caso particular del riego con fines productivos, la calidad no solo condiciona el crecimiento, desarrollo y producción de pastizales y cultivos de interés sino también impacta en las condiciones físicas de los suelos y por consecuencia, en su conservación y productividad.



El diagnóstico y permanente monitoreo del recurso hídrico son esenciales para la comprensión de su dinámica natural, como también para la planificación de su utilización y protección. Conocer el recurso es un rol indiscutible e indelegable de un Estado para apoyar las mejores decisiones de gestión, orientados a asegurar un acceso y uso equilibrados entre los diferentes sectores demandantes de la Sociedad y de tal forma se lo establece en las normas vigentes. Sin embargo el monitoreo del agua, especialmente de aspectos de su calidad, también es una responsabilidad de los usuarios ya que representa un insumo fundamental en la toma de decisiones sobre la mejor forma de utilizarla, en especial para contribuir con la sostenibilidad y la sustentabilidad de las actividades económicas. Esto es de fundamental significación en el sector agropecuario.

La calidad del agua en el sector agroproductivo de Patagonia siempre ha sido (y continúa siéndolo) una preocupación marginal debido, por una parte, a una abundante oferta del recurso natural en amplias porciones del territorios y por otra, al generalizado desconocimiento sobre los efectos negativos potenciales originados en un inapropiado manejo del agua en suelos cuyo origen ya condiciona algunos riesgos naturales como la salinidad y la sodicidad. Temas como el cambio climático global y algunas evidencias que comienzan a acumularse sobre sus impactos crecientes en amplias regiones, entre las que Patagonia no es ajena, podrían significar una necesidad de cambio de estas visiones tradicionales acerca de un recurso como el agua que no es infinito a la vez que es muy fácilmente impactable en forma negativa.
La calidad de un agua es un concepto muy amplio y complejo que sin embargo en el caso del interés para el riego de pastizales y cultivos extensivos, puede simplificarse a unas pocas variables entre las cuales la cantidad y tipo de sales presentes suele ser lo más importante. Esta generalización debe manejarse con cautela, debido a que distintos cultivos pueden requerir distintas calidades de agua de riego y, en consecuencia, las variables de análisis podrían ser muchas más.

La Región Hidrográfica, o Cuenca, binacional del río Gallegos, al sur de la provincia de Santa Cruz, representa una de las zonas de mayor desarrollo de la actividad agropecuaria en Patagonia Austral, basada principalmente en la ganadería ovina extensiva sobre pastizales naturales. En el sector argentino de esta región no se reconoce en la actualidad una presión significativa por parte de los productores rurales sobre el agua de superficie para destinarse a irrigación, en comparación a lo que sucede otras zonas de la provincia. Sin embargo es posible que esta visión se encuentre en proceso de cambio al registrarse ya varios años consecutivos de cambios notables en las tendencias estacionales y anuales de la precipitación, aspecto que comienza a condicionar eventos de sequía recurrentes como el experimentado en 2016 en buena parte del territorio provincial.
La región posee una importante producción anual de caudales de superficie, entorno a unos 1.200 Hm3, volumen que ubica al río Gallegos como el tercer productor de agua de la provincia luego del río Santa Cruz (22.498 Hm3 por año) y del río La Leona (8.007 Hm3 por año). Esta oferta significa un interesante potencial para el desarrollo agropecuario a partir del riego, tomando en cuenta que no existen por el momento otras demandas de uso conocidas en la región más allá del abastecimiento poblacional, en las localidades de influencia (Río Gallegos, Río Turbio, Julia Dufour y 28 de Noviembre, en el sector argentino).
La totalidad de los cursos y tributarios más importantes que componen la región del río Gallegos (Rubens, Penitente, El Zurdo y Gallegos Chico) presentan, a lo largo de todo el año, aguas de muy buena aptitud para su utilización en riego, con valores de pH entorno a la neutralidad o ligera alcalinidad. Pero muy especialmente se presentan una conductividad eléctrica, sólidos totales disueltos y una presencia de Sodio notablemente bajos permitiendo calificarlas como de escasa peligrosidad en términos de salinidad y sodicidad. Este conocimiento hasta el momento permite confirmar un buen potencial en estas aguas para su aprovechamiento en riego. Rubens y Penitente representan la mayor producción anual y estacional de aguas de la cuenca, con poco más de un 80% del caudal promedio estacional y anual del río Gallegos. Así, también le transfieren a éste muchas de sus características con valores bajos de presencia de sólidos disueltos y sales y con una relativamente buena estabilidad en su comportamiento a lo largo del año. En su recorrido hacia la desembocadura, el río Gallegos recibe el aporte de tributarios progresivamente más alcalinos como así también con una ligera mayor presencia de sales pero que no logran modificar la calificación de buena aptitud para la irrigación.

El análisis de datos de calidad disponibles a la fecha permite una buena caracterización preliminar de aguas de superficie a escala de cuenca, con una importante potencialidad para su aprovechamiento. Persiste sin embargo la necesidad de desarrollar más y mejor conocimiento sobre su dinámica a lo largo del tiempo al igual que profundizar el análisis de otros aspectos de calidad asociados a otros usos como la bebida animal. Éste es el eje central de una diversidad de líneas de trabajo en años recientes en la Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz del INTA, tendientes a contribuir con el mejor conocimiento posible del recurso para contribuir al desarrollo regional del sector agropecuario.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Banco de datos hidrometeorológicos de Santa Cruz


Con la meta de crear una base de conocimiento sobre clima y agua de utilidad para el estudio de la hidrología regional y particularmente asociado al sector agropecuario, en 2014 se inició en INTA EEA Santa Cruz el desarrollo de un Banco de Datos Hidrometeorológico en colaboración con diversas instituciones y empresas de la región. Éste representa una herramienta estratégica para analizar y comprender la dinámica pasada y perspectivas futuras del recurso natural más importante en nuestra región.

 

El diagnóstico y permanente monitoreo del recurso hídrico y de los fenómenos terrestres y atmosféricos que lo condicionan son esenciales para la comprensión de su dinámica, el planteo de su planificación y la gestión integrada. Si bien éstos son roles indiscutibles e indelegables de un Estado Provincial (debe tenerse presente que la administración de los recursos hídricos superficiales y subterráneos corresponde a las provincias según se establece en la Constitución Nacional), un apropiado asesoramiento técnico o intervención directa para el uso del recurso también requiere de este conocimiento como insumo fundamental para contribuir al desarrollo regional en el marco de la sostenibilidad y la sustentabilidad.
Los estudios sobre los recursos hídricos a escala regional resultan de vital importancia para una apropiada planificación territorial, dada la preocupación y debates públicos a escala mundial y en nuestro propio país por los crecientes problemas ambientales, sociales y económicos, que se manifiestan en el desabastecimiento hídrico en amplias zonas, la sequías, el cambio de patrones de precipitación, la desaparición y retroceso de glaciares, la creciente competencia y conflictividad por el agua, la sobreexplotación y subutilización de los recursos hídricos, y la remoción de hábitats relevantes vinculados al agua.
Una premisa básica sobre la que no parece necesario discutir es que no se puede tomar decisiones sobre algo que se desconoce, cuando menos en un marco de esperanza razonable de hacer las cosas bien. Una vez claro este punto, parece también lógico que en el camino hacia una buena planificación y toma de decisiones, disponer de información confiable, segura, completa y bien documentada es el primer paso necesario. Esto se aplica tanto desde el nivel de predio como al de toda una región o provincia.
Con la meta principal de crear una base de conocimiento sobre clima y agua de utilidad para el análisis permanente del estado de situación y escenarios futuros de la hidrología regional y en particular asociado al sector agropecuario, que permita apoyar en ello mejores decisiones de manejo e intervención del recurso, en el año 2014 se inició en INTA EEA Santa Cruz un Banco de Datos Hidrometeorológico. Éste consiste en un registro de datos relacionados a la meteorología, climatología e hidrología regional ordenado, catalogado, documentado, compilado en un formato de sencilla búsqueda y comprensión, de forma que permita realizar análisis de fenómenos de interés relacionados con los recursos hídricos, tanto en su fase atmosférica (meteorología y climatología) como terrestre (hidrología superficial y subterránea).
El esfuerzo para este desarrollo es colaborativo entre numerosos técnicos e instituciones, como INTA AER Río Gallegos, la Oficina Meteorológica Río Gallegos del Servicio Meteorológico Nacional, la Dirección Provincial de Recursos Hídricos (CAP) y la Subsecretaria de Medio Ambiente de la Provincia de Santa Cruz, entre otros. También resulta fundamental la valiosa contribución de numerosas Estancias y empresas con estaciones meteorológicas así como instituciones nacionales y empresas como EVARSA que disponibilizan públicamente importantes registros hidrométricos para la región.

A la fecha, el Banco de Datos Hidrometeorológico compila, entre otros:

(a)      Una base de datos con registros de temperatura y precipitación de estaciones en la provincia y en regiones vecinas con recursos hídricos compartidos.
(b)     Una base de modelos climatológicos, principalmente orientados a temperatura y precipitación históricas y sobre escenarios futuros posibles en un contexto de cambio climático global.
(c)      Una base de datos de calidad de aguas, de fuentes superficiales y subterráneas en la provincia.
(d)     Una base de datos de aforos y registros históricos de tirantes y caudales, de diversos ríos de la provincia, procedente de estaciones administradas por la Dirección General de Aguas de Chile (para ríos binacionales) y de la Subsecretaria de Recursos Hídricos de la Nación a través de la empresa EVARSA.
(e)      Un sistema de información geográfica de utilidad como contenedor de información geoespacializada de interés hidrológico, de superficie y subterránea, orientada a estudios sobre el agua en la región. A la fecha cuenta con 257 capas temáticas de carácter ambiental en rango de detalle a semidetalle (E 1:100.000 - 1:500.000) derivado de los trabajos y producciones cartográficas desarrolladas por el Sistema de Información Territorial Oficial de la provincia (SIT SantaCruz) entre los años 2007 y 2013.

El Banco de Datos Hidrometeorológico se encuentra en una etapa inicial de desarrollo y depende de los esfuerzos colaborativos para su crecimiento y aún resta tiempo para su finalización. Sin embargo representa un paso fundamental hacia la disponibilidad de una herramienta estratégica para la comprensión de la dinámica y perspectivas futuras de (quizás) el recurso natural más importante en nuestra región.

viernes, 14 de octubre de 2016

Hidrología superficial de la Región del río Gallegos

Los recursos hídricos en la región hidrográfica binacional del río Gallegos, en particular en el sector argentino, han sido escasa y esporádicamente estudiados en el poco más de un siglo de ocupación y aprovechamiento económico intensivo de sus tierras, desconociéndose en la actualidad la dinámica natural de sus aguas, cómo se las aprovecha, cuál es el impacto en éstas asociado a las prácticas de aprovechamiento y cuáles podrían ser las tendencias para el recurso en los años por venir.
Producto de unos pocos estudios accesibles y de unas pocas estaciones de registro ubicadas en la cuenca alta del sistema hidrográfico, se dispone de datos dispersos relacionados con la producción de caudales puntuales en el río Gallegos y algunos de sus tributarios. Este desconocimiento sobre la hidrología de superficie de la cuenca determina una importante incertidumbre sobre su dinámica actual, potencialidad de uso e impacto, y muy particularmente, el futuro probable de la producción de aguas en un escenario de cambio climático global con importantes repercusiones potenciales para la vida socioeconómica en la región, lo cual repercute en las acciones inmediatas de intervención, control y gestión requeridas para asegurar una apropiada administración a escala de cuenca hidrográfica.



La región posee una extensión total de 19.306 km2, 31,1% de los cuales se encuentran en la República de Chile y el restante 63,9% en Argentina. Concentra poco más del 40% de la población de Santa Cruz, una región pequeña en términos de extensión superficial en la provincia aunque de la mayor importancia económica regional por el tipo e intensidad de su economía, sometida a una creciente presión de uso e impacto del suelo, muchas de cuyas actividades presentan importantes incompatibilidades espaciales y temporales entre sí y de gran impacto.
El módulo anual del río Gallegos poco antes de su desembocadura en el Mar Argentino alcanza unos 39,1 m3/s, en término promedio un 23% mayor que en sus nacientes en Puente Blanco, con caudales medios extremos de entre 70,4 m3/s (junio) y 15,1 m3/s (marzo). Los ríos Rubens y Penitente representan los mayores contribuyentes de los caudales medios mensuales, anuales y estacionales, con poco más del 80% aproximadamente de las aguas de superficie producidas en la región hidrográfica. Se presenta una importante variabilidad interanual en los escasos registros hidrométricos disponibles por lo que esta caracterización podría cambiar con un mejor conocimiento del comportamiento de los restantes tributarios del sistema, actualmente desconocidos como los ríos El Zurdo, Turbio y Gallegos Chico principalmente, así como extensas zonas de captación con escaso desarrollo de redes de drenaje pero con potenciales escurrimientos significativos de subsuperficie.
La tendencia en el comportamiento de los caudales del sistema se mantiene relativamente estable en el período 1990 al presente sin evidenciar caídas como acusan otros ríos de la provincia de similar régimen de alimentación (pluvio - nival), quizás en parte motivado en el cambio climático que experimenta la región en años recientes, pero sin tampoco evidenciar crecimiento en la producción anual de aguas como podrían estar prediciendo algunos modelos globales de cambio climático.



El año hidrológico 2016 - 2017 se muestra anómalamente seco, como no se ha tenido registro en décadas recientes. Si bien se ha tratado de un año de efecto ENSO intenso en Patagonia Austral, la situación puede estar evidenciando una tendencia que requerirá de monitoreo cuidadoso teniendo en cuenta la relevancia socioconómica del agua en la región.

lunes, 23 de noviembre de 2015

¿Por qué es importante estudiar nuestras aguas de superficie?



No resulta difícil explicar y convencer acerca de la gran importancia del agua para el sostenimiento de la vida humana y de casi toda forma de vida conocida, así como para el desarrollo de cualquier proceso productivo o actividad económica. Aunque seguido de cerca por otros elementos naturales como el oxígeno, no existe en nuestro planeta ningún otro elemento natural tan importante como éste, en particular en regiones preponderantemente semidesérticas como lo son grandes extensiones de la Patagonia Austral. Y aun así, se trata quizás del elemento menos estudiado, menos comprendido, más aprovechado y menos protegido, en algunas provincias como Santa Cruz.




Repasemos algunos muy conocidos números sobre el agua para dimensionar su importancia para la vida en nuestro planeta. El agua cubre un 70% de su superficie, un porcentaje que curiosamente es bastante similar a la proporción de agua presente en los seres vivos, gota más, gota menos, incluyendo al cuerpo humano. Sin embargo, de esta vasta cantidad de agua, tan solo un 2,5% consiste en agua dulce, aquella realmente accesible y de utilidad para la vida en la superficie terrestre (excluyendo la de los mares). De esta ya pequeña cantidad, un 70% consiste en hielos y nieves permanentes principalmente ubicada en los polos y poco menos del 30% restante se encuentra en depósitos subterráneos. De todo lo mencionado resulta que aproximadamente solo un 0,008% del agua del planeta consiste en aquella dulce que escurre por su superficie. Poniéndolo en perspectiva, si todo el agua del planeta pudiera meterse en una cisterna de 1.000 litros como las domiciliarias, toda el agua dulce de superficie (ríos, lagos y lagunas) solo serían unas 1.500 gotas.

Bien. Hemos establecido que el agua dulce de superficie, aquella que siendo parte de lagos, ríos y lagunas, es extremadamente escasa en el planeta. La Patagonia y Santa Cruz en particular, consisten en regiones con fuerte predominio de ambientes semidesérticos. Esto significa que la presencia de agua en superficie es particularmente más reducida que en otros ambientes del globo, en los cuales las precipitaciones líquidas (como en selvas) o sólidas (como en los polos) predominan por sobre la evaporación a lo largo del año. En Santa Cruz, estas aguas de superficie se concentran en pocos y grandes lagos mayormente cordilleranos así como en escasos ríos de régimen permanente y un caudal en promedio bajo para los estándares nacionales, que cruzan todo el territorio hasta el mar.
Existe una creencia generalizada en nuestra Sociedad que el recurso agua es infinito, inagotable, quizás por la imagen que nos provocan las grandes extensiones de lagos como el Viedma, el Buenos Aires y el Argentino, y ríos caudalosos como el Santa Cruz, si bien en relación a la gran extensión del territorio provincial sus valores son escasamente representativos (menos de un 2% en cobertura).

Nos resta mencionar que en el actual contexto de cambio climático global, incluso aun siendo materia de debate cómo terminará por repercutir éste en el clima regional, las reservas de agua en la forma de glaciares están reduciéndose drásticamente en la región. También así los aportes estacionales de nieves y lluvias que alimentan y recargan los reservorios de la provincia como lagos, lagunas y acuíferos cada año desde hace unas tres décadas, una situación ya bien conocida por el sector agropecuario de la provincia.
En este punto podemos resumir algunas ideas. El agua en el planeta es escasa, y mucho más aún en regiones como Santa Cruz. No se concibe casi ninguna forma de vida, incluyendo la humana, ni actividad económica posible sin acceso al agua dulce. Incluso nos encontramos en un escenario de cambio en el que cada vez habrá menos.  Podemos agregar el hecho de que las aguas de superficie son las más fácilmente impactables (negativamente) a partir de las actividades socioeconómicas lo que resta agua utilizable a la ya escasa oferta natural, como por ejemplo a partir de los efluentes urbanos sin tratamiento, derrames y vertidos de las industrias extractivas como el petróleo y la minería, y de procesos industriales como los frigoríficos.
Con este panorama, no resulta difícil concluir que el conocimiento más detallado posible de los recursos hídricos resulta una pieza clave para el diagnóstico permanente de su estado de conservación y uso, como así también para asegurar una apropiada planificación y gestión. Existen importantes roles compartidos entre las diferentes instituciones presentes en la región con competencias e intereses en este recurso natural, en las cuales por el momento no se evidencia una fuerte decisión de intervención con inversión de recursos para la generación de un rico conocimiento de base incluso orientado a la formación de profesionales capacitados para la intervención en el tema, cuando menos en proporción a la relevancia de este recurso natural para la vida de las sociedades insertas en el territorio y el desarrollo de sus actividades económicas.